Reconduciendo malas conductas: (Caplitulo III)

Castigos... eficientes?


En capítulos anteriores hablo de la poca eficiencia de algunos tipos de castigos, así que inicio éste tercer post para ampliar el tema un poquito más.
Antes de pensar en castigar o premiar al perro, debemos tener en cuenta de qué forma va a entender  el mensaje. En la conducta canina: “todo comportamiento reforzado tiende a repetirse, y todo comportamiento ignorado se extingue”  No podemos pretender que el perro adopte el concepto moral de lo que está bien hecho y lo que está mal hecho, pero sí podemos reforzar los comportamientos que nos gustan y extinguir los incorrectos para reconducir la conducta.
Y bien… como reforzamos un comportamiento?

Como refuerzos o “premios” a todos nos viene a la cabeza dar un delicioso trozo de comida al perro, evidentemente lo es, así como acariciar o tocar al perro, hablarle o incluso mirarle. Y todas estas acciones se resumen en una sola: prestarle atención. Cuando le das un trozo de comida le miras e interactúas con él, cuando le tocas interactúas con él, cuando le hablas interactúas con él, cuando le miras interactúas con él… y del mismo modo, cuando le gritas interactúas con él y cuando le pegas interactúas con él, en todos estos casos le estás prestando atención al perro y estás reforzando la conducta. Reñir, gritar y pegar  al perro es prestarle atención! Cuantos de vosotros no habéis tenido un cachorro que viene delante del sofá, donde tú estás mirando una película interesantísima , a romper una zapatilla, o a hacer un pipí mirándote descaradamente. El perro sabe que le reñirás, que te levantarás a gritarle y que lo perseguirás por la casa… pero eso es lo que busca! Porque llevabas mucho tiempo ignorándole y sabe que al menos cuando hace algo así interactúas con él.
En el primer capítulo de ésta serie hablo de si reñir funciona o no funciona, si el perro entiende el mensaje. Funciona  si!! Como refuerzo… por ese motivo las malas conductas que reñimos se repiten una y otra vez. El perrito que ladra a la puerta cada vez que suena el timbre… acaso no nos mira mientras ladra? En ocasiones hasta retrocede donde está el dueño y lo mira como diciendo: lo hago bien? Quieres que vuelva a ladrar? Y en ese momento el dueño le dice “calla” y el perro ladra todavía más y corre hacia la puerta con más ganas que antes. Le estamos prestando toda la atención del mundo intentando hacerlo callar, le estamos reforzando esta conducta y normalmente empeora con los años.
Así pues, todos los castigos son un “mal premio” ya que actúa como reforzador de la conducta indeseada generando graves trastornos psicológicos en nuestro perro como estrés, ansiedad, agresividad, estereotipias, indefensión aprendida y un largo etc.

Capítulo 4: Entonces... como reconduzco la mala conducta?


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