Perros emocionales vs perros racionales


Para entender el comportamiento de los perros es interesante estudiar un poco de neuropsicología canina, eso nos lleva a conclusiones interesantes, como que existe la posibilidad de que los perros se diferencien en “emocionales” y “racionales”.


El sistema nervioso es extenso de explicar, dado que se compone de varias partes, cada una con una función específica responsable de diferentes respuestas del organismo. Sin pretender entrar en detalles, nos centraremos en hablar de la parte del sistema nervioso que nos interesa para entender eso de “perros emocionales” y “perros racionales”.


El sistema nervioso autónomo se compone de sistema nervioso simpático y sistema nervioso parasimpático. El primero prepara al organismo para la acción, segregando grandes dosis de adrenalina en la sangre, aumentando la frecuencia cardíaca y la presión arterial, acelerando el ritmo respiratorio (necesario para una situación de peligro, ya que el cuerpo se prepara para una huida o lucha). El segundo contrarresta los efectos del primero y vuelve el equilibrio al cuerpo.


Autores como Lindsay aseguran que los perros pueden estar regidos de manera dominante por el sistema nervioso simpático, de manera que son propensos a la reactividad emocional, como los Cocker, Border collie… por otro lado, existen perros donde lo que predomina es el sistema nervioso parasimpático, y se muestran más calmados y adaptables, como los mastines.


Paulov mostraba preocupación por este hecho, ya que los perros con los que experimentaba no reaccionaban de igual forma a la excitación y a la inhibición. El definió como “perros coléricos” a los que tenían un sistema nervioso en el que predominaba la excitación, y “perros melancólicos” los que mostraban predominio de la inhibición sobre la excitación.


De esta manera, podemos entender que hay perros fácilmente excitables y que eso viene dado por el tipo de sistema nervioso que predomina (simpático), eso forma parte de su carácter y éste hecho se debe tener en cuenta a la hora de tratarlo o de realizar una modificación de conducta, a fin de evitar posibles problemas como estrés, ansiedad, depresión, etc.

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