Perros en Rusia


A pesar del título, no pretendo generalizar sobre toda Rusia, ni sobre todos los perros, pretendo únicamente relatar mi experiencia de unos días en la ciudad de San Petersburgo, a fin de compartirla con vosotros.


A modo de curiosidad, una de las razas más vistas en esa ciudad es el crestado chino, para que os hagáis una idea en pleno mes de agosto estábamos a unos 17ºC. Según nos comentó un amable taxista en un perfecto italiano (porque el ruso es más que imposible de entender), si en invierno solo llegan a cero grados entonces lo consideran un invierno agradable, no demasiado frío.


Es totalmente normal que los canales que atraviesan la ciudad se hielen, que diluvie cuando la temperatura no es lo suficientemente baja para que nieve y de ahí que cada cinco metros baje un canalón enorme de los tejados a la calle, y yo me pregunto… porqué un crestado chino? Resulta asombroso, aunque tengo que decir que a las personas que las vi con ese tipo de perro lo llevaban abrigado o cogido en brazos tapado con el abrigo (sí, abrigo en Agosto, habéis leído bien!). También tuve oportunidad de ver un crestado con pelo, y son realmente preciosos.




Antes de comenzar mi viaje, leí que hay tan poco dinero que algunas protectoras se ven obligadas a cerrar, y que era muy habitual ver cada vez más perros abandonados por la calle. Por suerte las calles no están plagadas de perros, no es tan horrible como lo pintaban, almenos lo que yo viví.


Realmente cuesta diferenciar lo que es un perro abandonado del que no lo es en esa ciudad. Todos los perros que vi eran “perros” con todas las letras. Los que deduje que tenían dueño iban acompañándolo en su camino, suelto y sin llevar ni siquiera collar. Caminaban a un paso tranquilo adelantados o atrasados del dueño, bastante a su aire y con cero reactividad y cero estrés, eso me encantó. Tenia que fijarme mucho para deducir quien debía ser el dueño de toda la gente que caminaba a unos metros del perro, pero siempre veía un ruso que miraba al perro como diciendo “por aquí” y el perro entendía esa mirada y lo seguía, a su ritmo tampoco se herniaban corriendo.


Vi algunos perros abandonados, pero nada que ver con los de aquí. Allí los animales no molestan por el simple hecho de estar en la calle: humanos y animales comparten la calle, comida y cobijo por igual. En muchos rincones encuentras platitos con comida y agua para los gatos y perros callejeros; incluso para las palomas. No he visto tantos kilos de semilla juntos en el suelo en mi vida, colocados en lugares donde no molestan: era habitual ver 30 palomas comiendo a la vez, con diez o doce gorriones que compartía el menú con ellas.


En el hotel donde estábamos había un precioso gato blanco con ojos amarillos. Tenía su correspondiente platito de leche y comida, y aunque no soy partidaria de darles leche a los animales adultos, ya que poseen menos lactasa y son más intolerantes, la diferencia de tener agua o tener leche denota cierta preocupación por parte de los empleados hacia la alimentación de un “ simple” gato callejero. No pertenecía al hotel, iba y venía, porque a veces te lo encontrabas paseando al lado de un canal y ni te saludaba, pero si el señor estaba durmiendo en la puerta los mimos eran bien recibidos…como son! Cuando llovía se quedaba tumbado en una alfombra dentro del hotel porque se estaba calentito, y a nadie se le ocurría echarlo de ahí.


En otra ocasión vi como dos militares enormes intentaban cazar a un gatito de seis meses para sacarlo de un especie de pasillo por el que tenían que pasar un camión, y lo perseguían para alejarlo de ahí y no atropellarlo. Durante todo el rato que yo pasaba por delante y miraba la escena, graciosa por otro lado, no conseguían coger al gato pero tampoco se les ocurrió hacer eso tan español de “arranca que ya se apartará”. Bien por ellos!


Los perros abandonados que vi, aunque sucios, se les veía gordotes y tremendamente tranquilos. Los perros abandonados que he tenido la desgracia de ver aquí son asustadizos, delgados o extremadamente faltos de afecto y te persiguen por la calle buscando mimos, solo con mirarlos vienen a que les acaricies... Aquellos no, aquellos perros iban en grupitos de tres o cuatro, paseando entre la gente o tumbados al sol en alguna calle o parque. Lo mejor de todo es que a nadie le molestaban! Si en una calle principal con mucha gente había un perro tumbado, la gente se apartaba para no molestarlo (la foto es real, es de una calle de Moscú, y habla por sí sola), están tan sumamente tranquilos y duermen tan plácidamente que parece que estén muertos, pocos perros he visto menos reactivos cuando duermen que aquellos. Los que vi despiertos iban paseando, no buscaban ni comida ni afecto en nadie, iban siguiendo su camino sin parecer necesitar nada más, se les veía confiados, tranquilos y el paso era calmado, cero reactividad... lo que viene siendo un perro.


Allí es habitual que las novias se hagan las fotos de la boda delante de un edificio emblemático o en un parque, imaginaos: la novia, los invitados a un lado elegantísimos celebrando ese día, el fotógrafo, el novio… y a tres metros de la novia un perrete durmiendo al sol la mar de a gusto!! Era hasta gracioso.


Siento haber visto animales en la calle, tanto gatos como perros, pero me alegro de ver el respeto que se les tiene, pueden utilizar las calles, parques y hoteles como los humanos, si aquí tuviésemos ese poquito de respeto, los animales de la calle serían mucho más felices, y esos días hasta su adopción no serían tan trágicos y peligrosos como lo son si no cuentan con una protectora o una casa de acogida.


De manera, que me llevo la idea de que un mundo mejor para los animales abandonados es posible (aunque lo ideal es no abandonar) solo con tener un poquito de respeto hacia ellos.

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